Cómo escribir una novela (1)
Cómo escribir una novela (2)
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Si estás escribiendo una novela, o tienes intención de hacerlo, seguro que ya te has leído algún artículo, curso, tutorial, guía, libro o enciclopedia sobre Cómo escribir una novela paso a paso.
A buen seguro, la información que encontrarás será variada: que si los tres actos, los puntos de giro y de acción, que si el viaje del héroe, que si escritor de brújula o de mapa, que menos adjetivos y más verbos de acción, la transformación del personaje, el antagonista, el narrador omnisciente y el cuasi, y un largo etc. Pues bien, todo lo que leas al respecto te ayudará en tu largo camino hacia el punto y final, pero no te olvides de que lo importante en este caso, y yo diría que en la vida en general, es tomar acción. Y, aunque reconozco que todo ayuda, a escribir se aprende escribiendo.
Dicho lo cual, en esta entrada te contaré paso a paso cuáles son, bajo mi punto de vista, los componentes y conceptos que tienes que tener claros para planificar tu novela. Así podrás emprender la aventura con los ojos semiabiertos.
Y ya sin más, entramos en harina. Estos son los puntos que tenemos que tener presentes a la hora de escribir una novela:
Índice de contenidos
1. La planificación de la novela
Vamos a continuar viendo todo lo que tienes que tener en cuenta a la hora de planificar tu novela y la diferencia entre tema y trama.
Aunque para elaborar un texto narrativo existen innumerables combinaciones, es imprescindible que tengas algo que contar y que sepas lo que es. Por ello, aunque no es imprescindible, es muy conveniente que te planifiques.
Eso sí, tampoco debes olvidarte de que en la primera fase tienes que dar rienda suelta a tu imaginación. Ten en cuenta que la planificación es una guía, no un precepto que debas cumplir a rajatabla. Podrás salirte del camino cuando lo consideres oportuno. De hecho, es muy posible que a medida que avances vayas introduciendo cambios en tu planificación y virando el rumbo.
Pero volviendo al tema de la planificación, para hacerlo de forma eficaz tendrás que tener claros tres conceptos.
- La historia
- El tema
- La trama
La historia principal
Toda novela debe tener una historia principal y varias secundarias. Como te comentaba al principio de este capítulo, antes de sentarte a escribir una novela debes tener claro qué quieres contar, eso será tu historia principal. Nadie quiere perder el tiempo leyendo 300 páginas de una novela en la que no se cuenta nada.
Para ganarte la atención del lector necesitas conseguir tres cosas con la historia principal:
- Despertar su interés
- Mantener su atención
- Ir satisfaciendo las expectativas creadas.
Tienes que elegir qué cuentas y qué omites, y ser capaz de resumir en pocas palabras el tema principal de tu novela.
La historia principal: El gran Gatsby
Vamos a coger como ejemplo la genial obra de Francis Scott Fitzgerald, El gran Gatsby. En esta novela, la historia principal sería la siguiente:
Jay Gatsby, joven y misterioso millonario del que se sabe poco, se instala en una mansión de Long Island, Nueva York, para reconquistar el amor de una antigua novia, la hermosa Daisy Buchanan.
Su obsesión por Daisy conducirá al personaje a un trágico final.
Esto que acabas de leer es la historia principal de El gran Gatsby.
Las historias secundarias
Ahora vamos a ver qué es eso de Las historias secundarias.
La historia principal no puede sustentar ella sola toda la novela. Necesita apoyarse en otras historias que ralenticen el ritmo para que la lectura no sea una caída libre. Estas son las historias secundarias.
Innumerables
El número de historias secundarias es indeterminado, y depende mucho del tipo de relato que se esté narrando, pero, por lo general, cuantas más historias secundarias tenga más compleja será la novela. Tenlo muy en cuenta a la hora de planificar la tuya, sobre todo si es tu opera prima.
Se entremezclan con la principal
Tienes que entretejer tu historia entremezclando la historia principal y las secundarias de manera que el lector mantenga su interés en todo momento avanzando por los diferentes hilos.
Supeditadas a la principal
Otra de las cosas que tienes que tener en cuenta es que las historias secundarias están supeditadas a la principal, y todo lo que cuentes en ellas tiene que estar directamente relacionado con ésta, tanto en el sentido literal como en el metafórico.
Aunque parezca complicado, realmente no lo es, de hecho, aunque no lo planificaras conscientemente, lo más probable es que las historias secundarias que crearas para tu novela estarían igualmente ligadas con la principal, de manera que no pudieran explicarse las unas sin la otra.
Historias secundarias: El gran Gatsby
Siguiendo con el ejemplo de El Gran Gatsby, si analizamos sus historias secundarias vemos que todas están íntimamente ligadas a la principal.
Una de ellas se cuenta la relación entre Nick Carraway, que es el personaje que narra la historia, y Jordan Baker.
Otra se cuenta la relación que mantiene el marido de Daisy, Tom Bucanam, con Myrtle Wilson, una mujer de clase social baja.
Y ahí otra que cuenta la relación entre la amante de Tom Bucanam y su marido que será determinante en el desenlace de la obra.
Todas estas historias secundarias están relacionadas con la principal: los personajes se conocen entre sí y entrecruzan sus historias con la principal a lo largo de toda la novela.
Debes crear historias secundarias que, de alguna manera, tengan incidencia sobre la historia principal, así mantendrás el interés del lector por conocer el avance y la resolución de todos los hilos.
El tema
Podemos definir el tema como el asunto sobre el que escribimos. Generalmente se trata de temas universales; como el amor, el odio, la venganza, los celos, el miedo, etc.
A menudo los escritores noveles tienen problemas para encontrar el asunto sobre el que quieren escribir. Es el famoso bloqueo ante la hoja en blanco. Pero, ciertamente, puedes estar tranquilo, no existe ninguna posibilidad de que las ideas se agoten.
Patricia Highsmith decía:
Es realmente imposible quedarse sin ideas, ya que éstas se encuentran en todas partes. El mundo está lleno de ideas germinales.
Y esto es de Rolan Barthes:
Innumerables son los relatos del mundo.
En resumen: Siempre hay algo sobre lo que escribir. Aunque no por ese motivo vamos a obviar que el bloqueo de la hoja en blanco existe.
Motivos del bloqueo de la hoja en blanco
Las soluciones para este bloqueo son igual de innumerables que los temas sobre los que escribir, y dependen sobre todo de los motivos del bloqueo, que también son variados. Cada uno de ellos tiene su remedio, pero tienes que conocerlos para superarlos y mantener la frustración alejada.
Veamos los más comunes y su tratamiento:
Cansancio. Solución: descanso.
La escritura es una disciplina exigente que requiere que tu mente y tu cuerpo estén en condiciones óptimas.
Desánimo. Solución: disciplina.
Si escribes a diario sin evaluar la calidad de tu trabajo y lo conviertes en un hábito, no podrás dejar de escribir. Para la mayoría de escritores llega un momento en que escribir se convierte en una necesidad.
Grandes expectativas. Solución: humildad.
Tienes que ser humilde sin perder la autoestima. Tus ideas son tan valiosas como las de cualquier otro, no lo olvides, pero debes evitar las comparaciones. Si pretendes escribir como Gabriel García Márquez o Raymond Chandler, por poner dos ejemplos, estás entorpeciendo inútilmente tu proceso creador antes de empezar.
Debes dejar volar la imaginación y representar tus mundos a través de tu mirada, sin evaluar la calidad o el estilo de tu prosa. Eso es algo que vendrá después, en el proceso de corrección.
Lo importante es cómo y no qué
Y ten presente otra cosa:
Los grandes temas no existen. Existen mejores y peores maneras de contar las cosas, porque lo importante es cómo, no qué.
Y para muestra un botón, o un grano de arroz:
«Arroz», de István Örkény
—Arroz. ¡Te traigo una carta!
Me llama arroz. Nosotros no tenemos nombre, ¿para qué? Sólo a dos tipos de queso, a dos tipos de pasta de dientes o a dos novelas hay que darles nombre para poder distinguirlos. Pero, ¿a dos granos de arroz? Abrí la carta, le eché un vistazo y se la devolví.
Yo sólo soy un grano de arroz, pero no me gusta que me confundan con otros.
«Fenómeno», de István Örkény
Y aquí otro ejemplo de que lo importante es el cómo, no el qué.
En este caso, el autor húngaro István Örkény toma como tema algo tan nimio como un corcho, y lleva por título Fenómeno.
Un corcho que no se distinguía en nada de los demás corchos (dijo que se llamaba Sándor G. Hirt, pero ¿qué significa un nombre? Un nombre no significa nada) cayó al agua.
Durante un rato estuvo flotando en el agua, como era de esperar, pero después pasó algo muy extraño. Se fue hundiendo poco a poco, llegó al fondo y no volvió a aparecer nunca más.
No hay explicación.
También puedes hallar el embrión de tus historias en el día a día, atrapando las cosas que ves por la calle o las ideas que te vienen a la mente, como el escritor austriaco
Peter Handke con El peso del mundo.
La muchacha explicaba: Seguí a un hombre en el metro y a cada estación me iba sintiendo más hermosa. Cuando él me habló, yo ya era inaccesible de tan guapa.
El tema
En muchas ocasiones el tema no lo elige el autor, es el propio tema el que se impone persiguiéndole a cada paso hasta que le da salida.
El genial Pablo Neruda decía:
Mis criaturas nacen de un largo rechazo.
Lo importante es que estés siempre muy atento. El tema puede surgir de un titular de un periódico, de un documental de la tele, una película de cine, una escena en el autobús, una canción en la radio, una anécdota de un amigo, una bronca en el trabajo…
Los temas nos acechan constantemente. Están en cada esquina, en cada escena y en cada segundo de la vida. Solo tienes que tener los ojos abiertos y tu libreta cerca.
Sobre todo, quítate la idea de encontrar un tema extraordinario, no existen. La originalidad está en el tratamiento, no en el tema.
Con el tiempo, irás adquiriendo una práctica y un ojo crítico que te permitirán detectar cuáles son tus temas. Sabrás qué puedes llevar al papel y convertirlo en historia y qué no.
No es necesario que definas el tema antes de empezar a escribir tu novela. De hecho puede resultar contraproducente y estéril. Aunque sí conviene que tengas una idea genérica de sobre qué quieres escribir.
Anota brevemente esa idea en algún sitio y olvídate de ella. El tema se irá perfilando por sí mismo a lo largo de la historia.
Conviene hacerlo por dos razones de peso:
Evitas divagar y empezar la novela hablando de la venganza, continuar hablando de las relaciones de Fredy Mercury y finalizar explicando el origen de los dinosaurios.
Imagina que quieres escribir sobre dos jóvenes homosexuales que se conocen en un campeonato de videojuegos. Como disparador de la historia puede ser correcto, pero tienes que tener en mente sobre qué quieres escribir: sobre las adicciones tempranas, la homosexualidad, la rivalidad, las tecnologías… Si no tienes una idea del tema sobre el que quieres escribir corres el riesgo de tener una obra inconexa que no trata ningún tema concreto.
Por último, ten en cuenta que independientemente de lo que hables, ya sea un grano de arroz o el sentido del universo, y de lo mucho que sepas al respecto, estás escribiendo una novela, no un ensayo. Tu objetivo es entretener al lector, no adoctrinarlo.
La trama
Toda historia está, o al menos debería estar, construida por dos tramas: la trama principal o argumental, y la trama secundaria o subtrama emocional.
Estas dos tramas se entrecruzan en la novela y son dependientes la una de la otra. Forman una sinergia narrativa ya que, por sí solas, reflejarían un texto incompleto.
Trama principal o argumental
La trama principal es la encargada de descodificar la subtrama y convertirla en acción real, que se pueda ver.
Trama secundaria o subtrama emocional
La trama secundaria o subtrama emocional es más intelectual. En ella subyace lo abstracto, el tema que se quiere tratar.
Dependiendo del tipo de historia que estemos construyendo tendrá más peso una trama u otra.
Por ejemplo, si es una historia de aventuras, lo más importante será la trama principal, donde destacaremos la acción.
En el caso de que queramos retratar el sentimiento de culpa de un traficante de armas, o la búsqueda interior de uno mismo, por poner dos ejemplos, tendríamos que hacerlo a través de la subtrama emocional.
Vamos a verlo con un poco más de detalle
Trama principal o argumental
• Desarrolla la acción de todas las historias.
La trama principal o argumental es la que desarrolla la acción de la historia principal y de las secundarias.
• Plantea el argumento
Plantea y despliega el argumento relatando los acontecimientos y las acciones que tienen lugar en la novela.
• Dota de movimiento a la historia
Es la que dota de movimiento a la historia. Sin trama principal la novela daría lugar a un relato estático y carente de acción.
• Responde a la pregunta ¿de dónde viene la acción?
Si quieres saber cuál es la trama principal de tu historia, pregúntate de dónde viene la acción.
Trama secundaria o subtrama emocional
La trama secundaria o subtrama emocional
• Desarrolla la parte emocional
Es la que desarrolla la parte emocional de la historia y le da dimensión.
• Es la estructura que conduce el tema
Se encarga de revelar de qué trata la novela y cuál es el significado de las acciones que se llevan a cabo en la trama argumental. En definitiva, es la estructura que conduce el tema.
• Responde a la pregunta ¿de qué trata la novela?
Si quieres saber cuál es la trama secundaria o subtrama emocional de tu historia, pregúntate qué es lo que quieres decir, de qué estás hablando.
Problemas integrando las tramas
La integración de las tramas es un trabajo de precisión. Tienes que preverlo en la planificación para no incurrir en problemas como los siguientes:
• La subtrama es ambigua
Cuando la subtrama no tiene una estructura clara el autor tiende a divagar, y eso hace que el lector se pierda y que ninguno de los dos sepa realmente de qué va la historia.
• La subtrama contiene varios temas
También desorienta bastante al lector que la subtrama desarrolle más de un tema. Lo recomendable es que el tema sea único.
• La integración se realiza en un momento inadecuado
También es importante integrar ambas tramas en el momento adecuado, si no dará la sensación de que la subtrama está desconectada de la historia.
Igual de importante es que vayan en paralelo. Si desarrollas primero toda la trama secundaria y luego la trama principal, el lector pensará que le estás contando dos historias diferentes sin ninguna conexión.
Por el contrario, si primero despliegas la trama principal y luego desarrollas la secundaria, parecerá que has forzado la inclusión de la secundaria.
Solo ante el peligro, de Fred Zinneman
La mejor manera de ver la diferencia entre trama principal y subtrama emocional es a través del cine.
Trama argumental
En Solo ante el peligro, de Fred Zinnemann, el sheriff Will Kane se prepara para la inminente llegada de unos forajidos. Mientras ultima los preparativos, vemos cómo la comunidad, incluidos su esposa y amigos, le dan la espalda.
Subtrama emocional
El tema o significado de todo esto que está pasando y vemos en la pantalla, la subtrama emocional, es el miedo del ser humano al peligro y la insolidaridad.
2. Los personajes
Aunque son seres ficticios, los personajes habitan un mundo real, que es el de la realidad literaria.
El escritor debe conocer a fondo a las personas, así podrá crear un reflejo de ellas en su mundo literario resultando realista.
A la hora de crear a tus personajes debes hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Qué es?
- ¿De qué está hecho?
- ¿Para qué sirve?
¿Qué es el personaje?
Voy a tratar de dar respuesta a la primera: ¿Qué es el personaje?
• Es el protagonista
El personaje es el auténtico protagonista de la novela, la trasciende a ella y a su autor. El lector puede olvidar quién escribió tal o cual obra, el título de la misma o, con el tiempo, puede olvidarse incluso de la trama y de lo que pasó, pero, si está bien construido, nunca se olvidará del personaje.
• Es el resultado de la observación del autor
El personaje, aunque no es una persona, lo parece. Y surge a través de la observación del autor.
• Se define por sus actos
Además de estar supeditado a la acción, es la propia acción la que define al personaje y su carácter, de ahí que al personaje lo definan sus actos.
• Puede representar un modelo ideológico
Es a través de la acción como descubriremos la dimensión ética del personaje.
• Es imprescindible
Toda acción necesita un agente que la ejecute, en este caso el personaje, por eso es una figura imprescindible en todas las novelas.
• Es real
El personaje debe ser real. Para ello, el autor debe conocerlo bien y saber mostrarlo. No es necesario que lo haga explícitamente, bastará con verlo actuar para comprobar su coherencia.
• Aporta verosimilitud
Además, es imprescindible que el personaje viva y actúe de acuerdo a las leyes impuestas por el propio autor para todos los habitantes de su historia, de su realidad.
Al comportarse de forma humana, el personaje imprime verosimilitud al relato y alcanza un alto grado de empatía con el lector.
Caracterizando al personaje
La caracterización es fundamental en el proceso de creación de los personajes. Algunos de los motivos son estos:
• Especificar el agente de la acción
Para que exista un relato debe de haber una narración de hechos, y para que existan hechos debe de haber alguien que los ejecutes, y para ello se necesita al agente de la acción, es decir, al personaje.
• Dotar al personaje de recursos suficientes
Para que un personaje pueda llevar a cabo sus cometidos, es necesario dotarlo de carácter. Si queremos que nuestro héroe salve a la princesa y la enamore, necesitará ser valiente, fuerte, inteligente, atractivo…
• Ayudar al lector a reconocer al personaje
Para que pueda distinguirlo del resto de personajes que pueblan el relato, debemos darle un nombre, algunos rasgos físicos, emblemas…
El personaje por su importancia
Los personajes tienen vida. Y se parecen un poco a las nuestras. Precisamente porque se parecen a nosotros, los personajes tratarán de vivir sus propias vidas.
Ya sabrás que, según la entidad del papel que desempeñen, los personajes pueden ser principales o secundarios. Esta es la clasificación más conocida. En un tercer escalón se encuentran los personajes terciarios. Vamos a ver las características de cada uno de ellos.
Principales
El personaje principal más destacado es el protagonista, ya que todas sus acciones giran alrededor de la historia principal. Puede haber uno o varios.
El resto de personajes principales que acompañan al protagonista son los que se encargan de tejer las historias secundarias que transcurren en paralelo a la principal. Así descargan de peso al protagonista y diseminan la atención del lector.
Secundarios
Los personajes secundarios son personajes sin historia propia. Aunque son personajes planos con poco espacio para desarrollarse, deben tener el carácter suficiente para que el lector los reconozca en cuanto aparecen. Un solo rasgo será suficiente para que destaquen.
Se encargan de los pasos intermedios entre los grandes bloques de acción y de unir las secuencias. También actúan como suministradores de información.
Actúan como relaciones públicas de los personajes principales y les solucionan la vida social.
Debes pensar en ellos como los peones del tablero, y acudir a uno u otro dependiendo de las necesidades de los personajes principales.
Terciarios
Por último están los personajes terciarios o figurantes, que son los que aparecen fugazmente en momentos puntuales. Aunque no tienen ninguna trascendencia, son necesarios para crear el hábitat en el que viven los personajes. Por ejemplo, el taxista que lleva al protagonista, la chica del ropero, el camarero del bar, etc.
Es preferible retratarlos rápidamente sin demasiados detalles, así el lector los reconocerá como lo que son y no esperará nada de ellos.
El personaje por su complejidad
Planos
Los personajes planos son estereotipos. Se construyen en torno a una sola idea o cualidad.
Sin alegrías ni sobresaltos, estos personajes no sienten pena ni tristeza, ni se encuentran en situaciones que les marcan la vida, por lo que no sufren ninguna transformación a lo largo de la novela.
Son fácilmente reconocibles por algún rasgo definitorio y muy previsibles.
Redondos
Se podría decir que son la antítesis de los personajes planos. Poseen varios rasgos distintivos y diferentes facetas. Esto hace de ellos unos personajes más complejos.
Los acontecimientos les influyen y se van transformando a lo largo de la novela.
La identidad del personaje
Ahora vamos a ver cómo se conforma la identidad del personaje, que es ese conjunto de rasgos que lo identifican.
Nombre
Un personaje no debe llamarse de cualquier manera.
Posiblemente sea el elemento más importante de los que conforman la identidad. Con él podemos hacer referencia a varios rasgos del personaje con un solo término. No es lo mismo Raúl navaja que Maki Navaja, ¿verdad?
El nombre es capaz de despertar evocaciones y representaciones mentales con solo oírlo.
También tiene un valor referencial, ya que estamos acostumbrados a relacionar ciertos nombres con ciertas personas, eso le añade un valor añadido. Esta relación puede venir de nuestro entorno cercano o de nuestras referencias culturales de la literatura, el cine y la televisión.
Aspecto y Carácter
A los personajes hay que proporcionarles un aspecto y una forma de ser reconocibles.
Puedes dedicar varios párrafos a describir el aspecto y el carácter de tus personajes, pero tienes que evitar la redundancia, excepto en los rasgos más importantes, que son los que van a sufrir una transformación a lo largo de la novela.
Emblema
El emblema es una representación simbólica. Suele ser un objeto al que se identifica con el personaje de tal manera que con su sola mención estamos aludiendo al propio personaje.
Sirvan como ejemplos el látigo de Indiana Jones, el bastón del doctor House, o el bombín de Charlot.
Estructura del personaje
Al igual que el argumento, el personaje debe tener una estructura que lo impulse hacia un objetivo. Esta estructura viene determinada por:
- La motivación
- El objetivo
- Las acciones
- El conflicto
- El cambio
Al contrario que los rasgos de identidad, que son estáticos, estos elementos son dinámicos, y complementan la caracterización del personaje. Vamos a verlos uno por uno.
La motivación
Todos actuamos por algún motivo, y los personajes de las novelas también. Para que el lector empatice con tu personaje y lo comprenda, debe conocer sus motivaciones, si no dejará de interesarle lo que le estás contando.
La motivación suele ser el disparador de la acción, el detonante que pone en marcha a tus personajes.
La puedes mostrar a través de alguno de los siguientes recursos.
Acción
Cuando el detonante que pone en marcha al personaje se describe a través de una acción.
Enunciación
Cuando el narrador enuncia directamente los motivos que tiene el personaje para actuar. Es menos efectiva que la acción, ya que el lector olvida más fácilmente los motivos enunciados que los narrados a través de la acción de una escena.
Situación
Cuando es la suma de las dos anteriores: enunciación y acción.
El objetivo
El objetivo es la respuesta a qué quiere el personaje. Sin objetivo, sin un deseo, no hay historia. El personaje estaría deambulando por las páginas sin ningún sentido.
Hay tres premisas que deberías cumplir cuando establezcas el objetivo de tu personaje:
Pérdida o recompensa
El personaje debe ganar o perder algo en función de que cumpla o no su objetivo, así el lector tendrá presente que hay algo en juego que da sentido al deseo de cumplir el objetivo.
Conflicto
El protagonista tiene que entrar en conflicto con algo. Debe encontrarse con una oposición que le dificulte la consecución del objetivo. Esta oposición se puede presentar al entrar en disputa con el objetivo contrapuesto de un antagonista, en plan superhéroe contra villano, o por un contra deseo del propio protagonista. Es decir, cuando el enfrentamiento del protagonista es contra su conciencia, como podría ser el caso de un soldado nazi en un campo de concentración.
Dificultad
Es importante que el objetivo del personaje no esté a su alcance, que aparezcan obstáculos que dificulten su consecución, así sufrirá su necesaria transformación mientras intenta alcanzarlo a lo largo de la narración .
Las acciones
Para conseguir su objetivo el personaje tiene que actuar. Dependiendo del momento de la historia en el que se encuentre, estas acciones serán más o menos importante, más o menos peligrosas, y más o menos fáciles o difíciles de llevar a cabo, pero todas tendrán una función en el camino hacia el objetivo.
El cambio
Como ya hemos visto, toda historia narra las vivencias de uno o varios personajes en su camino hacia un objetivo. Y también hemos visto que se tiene que producir una transformación o cambio en dichos personajes.
El proceso del cambio del personaje tiene que ser paulatino a lo largo de la historia, de forma que cuando se produzca el desenlace el personaje haya completado la transformación.
Este cambio se va produciendo poco a poco en alguna o en varias de las diferentes dimensiones del personaje, que son las siguientes:
Dimensión intelectiva
Comprende los rasgos derivados del pensamiento, como pueden ser la actitud ante la vida, los principios y valores, los prejuicios, etc.
Dimensión motriz
Comprende las acciones que lleva a cabo el personaje, ya que a través de ellas también manifiesta su carácter.
Dimensión emotiva
Que comprende las características emocionales de los personajes. Éstas deben ser iguales que las de las personas e influir en sus acciones, y a la inversa.
Fichas de personaje
Para terminar esta lección vamos a ver qué son y cómo se elaboran las fichas de personaje.
Las fichas de personaje son un compendio de toda la información relacionada con los personajes.
Incluyen tanto las características físicas como las psicológicas y los antecedentes vitales.
Son imprescindibles para crear personajes redondos. Gracias a ellas sabrás cómo deben actuar los protagonistas de tu novela ante las situaciones en las que se encuentren.
Si no conoces bien a tus personajes, será imposible que las acciones que lleven a cabo sean verosímiles, ya que actuarán de manera injustificada y aleatoria.
Las fichas no tienen una extensión fija, pero cuanto más detalladas sean más reales resultarán tus personajes y más coherentes serán sus comportamientos.
Una ficha de personaje completa podría contener la siguiente información:
- Datos personales
- Características físicas
- Características Psicológicas
- Carácter
- Gustos
- Aficiones
- Objetivos
- Fobias
- Manías
- Lugar de procedencia
- Clase social
- Nivel económico
- Formación
- Entorno familiar
- Bagaje cultural
- Tendencias políticas
- Tendencias sexuales
- Estado físico
- Aptitudes
- Habilidades
- Estado de ánimo predominante
- Costumbres
- Experiencias
- Secretos
- Forma de hablar
- Estilo
- Etc…
En resumen, cualquier dato que sirva para conocer mejor al personaje.
3. La estructura de la novela
Cuando hablamos de estructura es necesario que distingamos entre dos tipos: externa e interna.
Externa
La estructura externa es la que hace referencia al texto en sí mismo. Viene determinada por la manera de organizarlo en capítulos, episodios y párrafos.
Interna
La estructura interna es la que hace referencia al contenido. Viene determinada por la manera de organizar el argumento dentro del texto. Es esta la que vamos a ver en este capítulo.
Estructura interna
Por muy extensa que sea, en tu novela no debe faltar ni sobrar nada. Cada párrafo y cada escena deben tener su función, de manera que si quitásemos o cambiásemos alguno de sitio el resultado total se resentiría.
La estructura interna sirve para que nuestros textos sean redondos y tengan sentido de manera equilibrada. Las cosas tienen que pasar en su momento, y no antes. Eso ayudará a que el lector no pierda interés y facilitará su avance hasta llegar al desenlace.
Estructura clásica
Existen distintos tipos de estructura interna, el más utilizado, que es el que vamos a tratar aquí, es el de la estructura clásica, que divide al texto en tres partes:
- Planteamiento
- Nudo
- Desenlace
Planteamiento (25% de la novela)
El planteamiento puede ocupar hasta una cuarta parte de la novela. Su misión es introducir al lector en la historia. Para que sea eficaz debe incluir lo siguiente:
• El Tema
Debe contener el tema y reflejar el estilo y el género de tu novela.
• Los personajes
También debe presentar a los personajes principales.
• El conflicto
Tienes que presentar el conflicto que se desarrollará en el nudo.
Consejos
Algunos consejos para elaborar el planteamiento son los siguientes:
Mostrar, no contar
Lo ideal es que comiences con una escena de acción en la que, junto con el ambiente, se puedan ver a los personajes actuando. Ten en cuenta que los estímulos visuales son los que más perduran en la mente del lector.
Trata de evitar largas descripciones y digresiones al comienzo de la novela que lo único que hacen es retrasar la aparición del nudo.
Es preferible intercalar escenas de acción con digresiones cortas. Las descripciones de ambiente introducelas espaciadas con pequeñas frases que aludan al paisaje y al ambiente.
El catalizador
El catalizador es el suceso que produce el detonante. Provoca que el protagonista se ponga en marcha en busca de su objetivo. En resumen,
el catalizador es lo que hace que la historia arranque.
El conflicto
Los hay de dos tipos: interno y externo.
El conflicto interno es el que se produce en el interior del personaje a nivel psicológico.
Y el conflicto externo es que se produce en el argumento. Un suceso dispara el catalizador y los acontecimientos se suceden uno tras otro haciendo cambiar la dirección de la historia.
El nudo (50% de la novela)
El nudo es la parte más larga de la estructura. Suele abarcar aproximadamente la mitad de la historia. En el nudo es donde pasan las cosas.
Búsqueda de la solución
Se centra en la búsqueda de la solución para conseguir el objetivo. El protagonista abandona su zona de confort y se aventura hacia el futuro incierto.
Transformación del protagonista
Todo lo que aquí sucede, va transformando al protagonista y lo prepara para afrontar el desenlace.
Altibajos
La trama y las subtramas se entrecruzan provocando altibajos en la historia y los personajes.
El desenlace (25% de la novela)
El desenlace es la parte final de la novela y ocupa una cuarta parte de ésta.
Resolución del conflicto
La característica final del desenlace es que es donde se resuelve el conflicto.
No introducir nuevos elementos
No debes introducir elementos nuevos que no hayas anticipado a lo largo del planteamiento y el nudo para resolverlo. Si lo haces quedará muy forzado y el lector tendrá la sensación de que le has tomado el pelo. Es lo que se conoce como final “deus ex machina”. Evítalo a toda costa.
Protagonista vs Antagonista
En esta parte el protagonista se enfrenta al antagonista. Es el clímax.
Sin cabos sueltos
No dejes cabos sueltos, ni de la trama ni de la subtrama, a no ser que sea con la intención de crear una continuación.
Transformación
La transformación del protagonista y su mundo se culmina. El resultado puede ser un mundo feliz o el apocalipsis, pero ten en cuenta que los finales felices suelen dejar mejor recuerdo en el lector. No en vano
en la inmensa mayoría de las historias se resuelve el conflicto de forma satisfactoria para el protagonista, al menos parcialmente.
Y para terminar esta entrada, vamos a ver los puntos de acción.
Puntos de acción
Los puntos de acción son imprescindibles en cualquier novela. Ayudan a mantener la atención del lector temporizando el ritmo de la historia.
Al ser sucesos que demandan una respuesta, los puntos de acción hacen que la historia avance.
Depende de lo que quieras conseguir con ellos, existen distintos puntos de acción:
Puntos de giro
De todos los puntos de acción, los de giro son los más importantes. Son sucesos que provocan un cambio de dirección en la historia. Sin ellos, la historia transcurriría en línea recta hasta el infinito.
Unos de sus cometidos es hacer de enlace entre planteamiento, nudo y desenlace. Aunque puede ser suficiente con dos, en las novelas suelen existir tres:
• Primer punto giro
Se produce al final del planteamiento y coincide con la aparición del conflicto. Une planteamiento y nudo.
• Segundo punto giro
Se produce hacia la mitad del nudo y provoca un cambio de rumbo en la historia que la impulsa para que no se estanque.
• Tercer punto giro
Es el que acelera la acción. Se produce al final del nudo y resuelve el conflicto que lleva al desenlace de la historia.
Beats
Los beats son pequeños sucesos que producen impulsos en la acción a lo largo de toda la historia. Al contrario que los puntos de giro, los beats no cambian el rumbo de la historia, pero ayudan a enganchar al lector haciendo que esta avance.
Barrera
Una barrera es un intento fallido de resolver un conflicto por parte de un personaje. Al no conseguir su propósito, no se acerca al objetivo, por lo que debe emprender otra acción alternativa. El personaje persiste hasta que consigue superar una barrera que sea la que le impulse hasta la consecución del objetivo.
Complicación
La complicación es un punto de acción que se resuelve posteriormente. El lector se puede aventurar a predecir su resolución, pero será avanzada la trama cuando se esclarezca.
Por ejemplo, el protagonista, en un momento de desesperación, busca un atajo para conseguir su objetivo y se compromete con algún delincuente peligroso a realizar un encargo. Poco después lo medita y se arrepiente del compromiso adquirido. ¿Qué pasará cuando el delincuente se entere de que no cumplirá con el compromiso?
La complicación suele usarse para abrir una segunda línea argumental o trama secundaria.
Revés
Un revés es un punto de acción que provoca un giro completo de la historia. Si la cosa iba bien encaminada, tras el revés producido se vendrá todo abajo y el objetivo se alejará notablemente, y viceversa.
Este tipo de punto de acción puede ser un revés físico o emocional, y se suele utilizar para realizar el segundo punto de giro.
4. El narrador
Antes de adentrarnos en el narrador, vamos a repasar algunas de las características del texto.
El texto
• Comunicación
El texto es una forma de comunicación.
• Acto de lenguaje
El texto es un acto de lenguaje que precisa unos conocimientos para ser entendido.
• Sujeto de la enunciación
Todo acto de lenguaje precisa de un agente narrativo que sea sujeto de la enunciación.
• El narrador
Ese agente narrativo es el narrador
Y ahora sí, vamos a ver qué es el narrador.
Es una función
Es una función en cuanto tiene como misión comunicar al lector.
Es un agente hablante
Es un agente hablante que pone voz a la narración
Es la máxima autoridad dentro de la narración
El narrador decide todo lo que se hace, dice, ve u oye.
Haciendo un símil con el cine, podríamos decir que el narrador es la cámara que graba la película. Puede estar en cualquier sitio y escuchar cualquier cosa. Su ubicación la decide el autor. Luego veremos cómo.
Funciones del narrador
Conoce la información
El narrador es quien conoce la información, aunque su saber esté determinado por el punto de vista adoptado.
Organiza la información
Es quien organiza la información y decide el orden en el que se narra. Puede empezar a contar la historia por el principio, por el nudo, que es lo que se conoce como “In media res”, o por el final, que es lo que se conoce como “In extrema res”.
Cuenta la información
Toda narración necesita un sujeto hablante que emita el texto narrativo. Ese sujeto es el narrador. Sin narrador no hay relato.
Tipos de narrador y puntos de vista
El punto de vista es el ángulo de visión que utiliza el narrador para contar la historia. Es algo así como el sitio donde se coloca la cámara.
La principal diferencia entre los tipos de narradores es si están dentro o fuera de la acción que narran.
Vamos a ver qué clases de narradores puedes utilizar en tus novelas.
Narrador personaje
Si el narrador está dentro de la acción es un personaje de la historia. En cuyo caso la narración se llevará a cabo en
• Primera persona
El narrador en primera persona está considerado más verosímil que el de tercera porque sus informes son más directos. Es un narrador subjetivo.
Según su importancia dentro de la historia, el narrador en primera persona puede ser
Narrador protagonista
La acción es la historia del personaje.
Los demás personajes existen a través del narrador.
El mundo del protagonista es fundamental para entender al resto de los personajes.
Narración externa y objetiva
La narración es externa y objetiva cuando el narrador cuenta solo lo que ve y lo que hace.
Narración interna y subjetiva
La narración es interna y subjetiva cuando el narrador cuenta lo que piensa.
Narrador testigo
Es cuando el narrador se queda en los márgenes del relato.
Es un narrador que resulta bastante verosímil, puesto que lo que cuenta es algo que ha vivido en primera persona.
Es una buena elección si tu novela es de intriga, ya que al enterarse el lector a la vez que el protagonista generará tensión.
Se trata de un personaje secundario que nos narra las aventuras del protagonista.
Este tipo de narrador puede tener más o menos implicación e intervenir poco o nada en la acción.
• Tercera persona
El narrador en tercera persona es el que no está presente en la acción. No es un personaje. Resulta imparcial y objetiva la historia. En este caso puede ser un narrador omnisciente o cuasi-omnisciente.
Narrador omnisciente
Es el narrador que lo sabe todo: Principio, fin, presente, pasado, futuro.
Puede contar hechos que ningún otro protagonista conoce.
Es un tipo de narrador que se ha quedado algo desfasado por resultar forzado y poco humano. Aunque hay una vertiente de narrador omnisciente que sí que se utiliza bastante, y es cuando ejerce su omnisciencia solo desde el punto de vista del protagonista. Ve, oye y sabe lo que piensa él, pero no se introduce en la mente del resto de los personajes. Además, solo conoce la parte de la historia que le permite su ubicación.
Es una buena manera de descargar el peso emocional que soporta un narrador protagonista.
Es un narrador muy útil porque por un lado te permite ofrecer al lector datos que quieres que conozca, y por otro te permite alejarte del protagonista para ver las cosas más objetivamente ocultando al lector datos que no interesa revelarle.
Narrador cuasi-omnisciente
El narrador cuasi-omnisciente es el más parecido a una cámara de cine. Sigue a los personajes y relata todo lo que ve, pero no sabe lo que piensan. Es el lector quien interpreta las emociones de los personajes.
Su visión es como la del narrador testigo. La diferencia es que el narrador cuasi-omnisciente no tiene que estar presente en la acción.
Cambio del punto de vista
No es extraño ver algunas novelas en las que el punto de vista se desplaza.
Cuando necesites describir pensamientos, debes usar un narrador protagonista u omnisciente.
Si necesitas que el narrador esté en la escena, necesitas un narrador testigo o protagonista.
Esta técnica la tienes que emplear con cuidado y de forma justificada, de lo contrario lo único que conseguirás será desubicar al lector.
Por último, decirte que también existe la figura del narrador en segunda persona, que es el que cuando narra se dirige a “ti” o a “vosotros”, como cuando escribimos una carta, pero su utilidad en la novela es tan residual que no merece la pena que nos detengamos a analizarlo.
5. Los diálogos
Los diálogos son esenciales en la caracterización directa de los personajes.
Características de los diálogos
Revitalizan la narración
Revitalizan la narración dando vida y fluidez a la historia.
Marcan el ritmo
Marcan el ritmo adecuándose al momento.
Visibilizan a los personajes
Visibilizan a los personajes que por su forma de hablar sabemos cómo son.
Provocan emociones
Y provocan emociones. Una declaración es más conmovedora si la “escuchamos” de labios del personaje.
Cómo debe ser un diálogo
Ahora vamos a ver cómo tiene que ser un diálogo para resultar convincente.
Natural
Para que resulte natural, un diálogo escrito debe parecer un diálogo hablado sin serlo. Tiene que ser claro y comprensible.
Revelador
Debe resultar revelador e insinuar en lugar de decir.
Escalonado
Cada diálogo debe estar conectado de forma sútil con el que le precede.
Dinámico
Tienes que hacerlo dinámico con interrogaciones, dudas, interrupciones y alternando frases cortas con largas.
Distintivo
Distintivo. Cada personaje tiene que tener una forma de hablar particular y mantenerla durante toda la novela.
Preciso
Cada palabra tiene que usarse con precisión atendiendo a su significado.
Funciones del diálogo
Algunas de las funciones de los diálogos son las siguientes:
Reactivar el relato
Reactivar el relato. Si está justificado, un diálogo puede animar la narración antes de que se vuelva aburrida.
Describir personajes
Los diálogos reflejan la interioridad de los personajes
Transmitir credibilidad
Transmitir credibilidad. Al escucharlos en primera persona los hechos narrados resultan más objetivos que si parten del narrador, con lo que resultan más verosímiles.
Desvelar información
Desvelar información. Son una forma ágil y directa de decirle algo al lector.
Configurar escenas
Sirven para configurar escenas. Lo ideal es que en algún momento de la conversación se deje abierta alguna incógnita que se vaya a desvelar más adelante.
Sugerir
Sugerir. Una forma de plantear un conflicto es implícitamente a través de un diálogo.
Unir capítulos
Unir capítulos. Un diálogo es una buena manera de conectar un capítulo con el siguiente.
Generar suspense
Genera suspense. Cuando un personaje le “dice” algo a otro, está generando expectativas en el lector.
Las acotaciones
Para terminar esta lección voy a puntualizar algo acerca de las acotaciones. Esas aclaraciones que se intercalan a veces entre los textos de los personajes para incluir información, describir el estado emocional del hablante o evitar ambigüedades.
Respecto a su uso, existen partidarios y detractores. Unos dicen que molestan y otros que esclarecen. Lo único que te voy a decir es que, si las utilizas, tengas en cuenta tres cosas:
Sé selectivo
Sé muy selectivo con su uso.
Que no se noten
Intenta que no se noten.
No seas redundante
Nunca repitas lo que ya se ha dicho en el diálogo.
6. El tiempo narrativo
Existen varias clases de tiempo:
Físico
El tiempo físico es el que impone la naturaleza con sus estaciones, sus días y sus noches.
Convencional
El tiempo convencional es el que hemos creado las personas y se contabiliza a través del reloj y del calendario.
Psicológico
El tiempo psicológico es la percepción que tenemos del tiempo dependiendo de las circunstancias en las que nos encontremos. En una situación apremiante tenemos la sensación de que el tiempo pasa “volando”. Por el contrario, en las situaciones en las que no perseguimos ningún objetivo y las distracciones son pocas, el tiempo pasa más despacio.
Lingüístico
El tiempo lingüístico es el que está ligado a la narración e implica al narrador y al lector.
Literario
El tiempo literario es el creado por el autor en su universo ficticio.
Temporalidades
El tiempo narrativo tiene dos temporalidades: el tiempo de la historia y el tiempo de la narración.
El tiempo de la historia
El tiempo de la historia es en el que los hechos narrados tardan en suceder. Una novela puede contener la vida de seis generaciones de una familia, o narrar la historia de toda una civilización.
El tiempo de la narración
El tiempo de la narración es el que se toma el autor para narrar la historia. Una línea de texto se puede leer en tres segundos y abarcar cien años. Por el contrario, el instante en que un personaje frunce el ceño puede abarcar seis páginas y llevarnos diez minutos su lectura.
Dimensiones temporales
El narrador es el responsable de organizar el tiempo en la novela. Para ello cuenta con tres dimensiones temporales que le permiten manipular el tiempo y adaptarlo a sus necesidades narrativas. Estas dimensiones son: duración, orden y frecuencia.
• Duración
• Orden
• Frecuencia
La duración
La duración es la dimensión más subjetiva. Existen distintos procedimientos para acelerar o ralentizar la narración, pero no hay una relación matemática entre la duración de la historia y la de la narración.
Los procedimientos que regulan el ritmo narrativo son:
Elipsis
La elipsis consiste en omitir franjas de tiempo que, bien por intrascendentes, o bien porque no es el momento adecuado, no se quieren narrar.
Por ejemplo, si dos personajes se despiden hasta el día siguiente y el autor quiere narrar a continuación ese encuentro, una elipsis sería comenzar el siguiente párrafo con: “A la mañana siguiente”.
Son elipsis explícitas frases del tipo: “20 años después”, “El verano siguiente”, “Pocos días más tarde”, “Cuando se cocieron los macarrones”, “Dos minutos más tarde”, “Tras unos segundos”, etc.
También se utiliza con frecuencia la elipsis implícita, en la que el autor da un salto temporal que se sobreentiende por el contexto, como puede ser un espacio entre párrafos o un cambio de capítulo.
Funciones de las elipsis
- Acelerar la narración
- Enlazar escenas separadas temporalmente
- Justificar el paso del tiempo
Resumen
El resumen condensa una parte de la historia. En lugar de saltar un franja de tiempo, lo que hace es sintetizarla. Por ejemplo: En lugar de decir “A la mañana siguiente”, se puede resumir la noche de la siguiente manera: “Pasó la noche tomando café y fantaseando con lo que sucedería en la próxima cita”.
Escena
En la escena se iguala el tiempo de la historia y el tiempo de la narración. Se utiliza cuando queremos proporcionar la información más relevante. Es la ocasión que tiene el lector de asistir en directo a los acontecimientos.
Permite introducir interrupciones, como descripciones o resúmenes, pero no conviene abusar porque cada vez que lo hacemos rompemos el equilibrio entre el tiempo real y el de la narración.
Pausa
La pausa sirve para desacelerar la narración. Se tarda más en narrar el hecho que lo que tarda este en suceder.
La más utilizada es la descripción. Un simple apretón de manos puede cubrir toda una página.
Se utiliza para caracterizar a los personajes y crear una atmósfera propicia.
Si abusas de ella ralentizarás demasiado la acción y el lector se quedará dormido.
Debes alternarlas con las escenas para contrarrestar los ritmos.
Digresión
La digresión es otro recurso para ralentizar la narración. Consiste en un cambio temporal para evocar una acción paralela o hacer intervenir al narrador con un discurso valorativo sin relación con el argumento.
El orden
El orden en que se suceden los acontecimientos en el relato va ligado al tiempo. Existen dos planos narrativos: relato base y relato secundario.
Relato base
Serían los hechos ordenados secuencialmente.
Relato secundario
Serían los hechos tal y como aparecen en la narración, independientemente de si siguen o no un orden cronológico.
Cuando el autor modifica el orden temporal y no sigue un orden cronológico, está haciendo uso de un recurso llamado anacronía.
Cuando la obra está escrita en orden cronológico, el relato base y el relato secundario son iguales.
Para finalizar este capítulo vamos a hacer un análisis más completo del recurso de la anacronía.
Características de la anacronía
Las anacronías pueden hacer que la narración avance en el tiempo o retroceda, y siempre tienen alcance y amplitud.
Alcance
El alcance hace referencia a cuánto tiempo salta la narración.
Amplitud
La amplitud hace referencia a cuánto tiempo real abarca la anacronía.
Tipos de anacronía
Respecto a los tipos de anacronía, existen dos:
Analepsis
Analepsis, conocida como flash back por su influencia cinematográfica, en el que el salto temporal se produce hacia atrás, hacia el pasado.
Prolepsis
Y prolepsis, en el que el salto temporal es hacia el futuro.
Ejemplo de anacronía
Vamos a verlo con el siguiente ejemplo:
“El octogenario recordó su primera salida nocturna, solo tenía quince años”.
Esto es una analepsis, ya que retrocede en el tiempo, y el alcance es de 65 años, los que pasan desde el tiempo en el que se encuentra la narración antes del salto, cuando el personaje tiene 80 años, hasta los 15 que tenía cuando sucedió lo que va a contar.
Y la amplitud es de una noche, que es el tiempo real que transcurre durante el suceso que relata en la anacronía.
7. El espacio en la novela
Toda narración tiene lugar en un espacio. El espacio es el continente dentro del cual sucede la acción y conviven los personajes. Se trata de un espacio ficticio que tiene como misión, a través de las palabras, crear en el lector la ilusión de realidad para que la narración sea verosímil.
Dentro del espacio de la narración se distingue entre el continente y el contenido.
El marco
El continente es el marco. Que viene a ser, como ya hemos dicho, el espacio en sí mismo. Es decir, el lugar en el que sucede la acción y por donde transitan los personajes.
Y el contenido son los objetos que están dentro del marco
Los objetos
Los objetos, con su propia ocupación del espacio, contribuyen directamente a generar la percepción del mismo. Ya sabes que una habitación atestada parece más pequeña que una habitación vacía.
Los sentidos
Los sentidos más descriptivos para percibir el espacio son
La vista
Formas, colores y volúmenes son atributos que se pueden percibir visualmente.
El oído
Los sonidos contribuyen a generar una percepción respecto a la amplitud de espacio. Un sonido lejano aumenta la percepción de espacio y un murmullo la disminuye.
El tacto
El tacto ayuda a percibir vívidamente la sustancia y el material de las cosas.
Y eso ha sido todo. Muchas gracias por tu atención. Espero que todo lo aquí escrito te sea de utilidad para realizar tus proyectos. Ahora te toca poner en práctica todo lo que has leído en esta entrada y escribir tu novela. Si te decides a ello te deseo mucha suerte y mucho éxito. Y si ya tienes tu manuscrito terminado, te invito a pasarte por estas entradas en las que podrás ver cómo realizar una corrección ortotipográfica y, después, cómo maquetar tu manuscrito, para finalmente publicarlo en Amazon o en otra plataforma.
¿Y tú, cómo planificas tus novelas? Deja tu respuesta en los comentarios.
Que buen documento. Es un planteamiento claro, que invita a seguir adelante en el intento de escribir algo, que transmita lo que hierve desde hace algún tiempo en el interior del novelista que creemos vive dentro de nuestro subconsciente, y que quiere salir atropelladamente a conquistar a los lectores.
Muchas gracias, Edwin, por pasarte y comentar.
Saludos.
Muy buenas referencias y estructura. Gracias.
Gracias, Carlos, me alegro de que la entrada te haya sido de utilidad.
Alberto: Gracias. Simplemente gracias. Creo haber desandado entre bastantes Tutoriales sobre escritura ya, como para poder formarme una idea medianamente objetiva de lo que es uno “fantástico” (al menos para quien comienza en los avatares de la escritura) y creo que este presente tuyo no merece otra calificación. Agradecimientos reiterados.
Hola, José:
Gracias a ti por pasarte y comentar. Me alegro de que la entrada te haya sido de utilidad.
Un saludo.
Hola, muchas gracias por la orientación detallada de como iniciarse en este fascinante mundo. Saludos.
De nada, RNichols. Gracias a ti por pasarte y comentar.
Saludos.
Hola Alberto, muchas gracias por esta publicación, es muy valiosa para mí. Tengo varias dudas. Quiero escribir una novela histórica, pero madurando la idea me he dado cuenta de que los hechos históricos son sólo el contexto dentro del que tengo que expresar la historia que quiero contar ¿es así?
Respecto a la creación de personajes y la trama ¿Qué es primero? ¿un personaje que se adapte a la historia o una historia donde nacen los personajes?
Gracias!
Hola, Pedro.
Gracias a ti por pasarte y comentar.
Respecto a tus consultas, en efecto, los hechos históricos serían el contexto en el que transcurre la historia.
Y lo que comentas sobre la creación de personajes, lo habitual es crear la trama e ir acoplando los personajes que vayas necesitando para desarrollarla. Tanto los principales como los secundarios.
Un saludo.