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El episodio de YO me publico de hoy, el último antes de las vacaciones, se centra en una pregunta. Es la que les hago a todas las escritoras y escritores que vienen al programa al final de la entrevista: ¿Por qué escribes?
Me encantaría que tú también pensaras en ello y dejaras tu respuesta al final de la página para que podamos conocernos todos un poco mejor.
En este episodio vamos a volver a escuchar la respuesta a esta pregunta de boca de todas las autoras y autores que han pasado por el programa.
¿Quieres escucharlos? Pues vamos a ello.
Índice de preguntas
1. G. G. Velasco, ¿por qué escribes?
2. Valentí Acconcia, ¿por qué escribes?
3. Roberto Martínez Guzmán, ¿por qué escribes
4. David Gómez Hidalgo, ¿por qué escribes?
5. J. J. Fernández, ¿por qué escribes?
6. Alberto Cerezuela, ¿por qué escribes?
7. Cristian Perfumo, ¿por qué escribes?
8. Javier Cosnava, ¿por qué escribes?
9. Ana González Duque, ¿por qué escribes?
10. Lorena Franco, ¿por qué escribes?
11. Ismael Santiago, ¿por qué escribes?
12. Mariana Eguaras, ¿por qué escribes?
13. Esteban Navarro, ¿por qué escribes?
14. Blanca Miosi, ¿por qué escribes?
15. Pablo Rodríguez, ¿por qué escribes?
16. Anny Peterson, ¿por qué escribes?
Pues por hoy eso es todo. Disfruta mucho de tus vacaciones y escribe todo lo que puedas, porque escribir es vivir. Espero volver a tenerte en septiembre por aquí. Un abrazo y feliz verano.
Y tú, ¿por qué escribes?
¡Qué diversidad de respuestas! la mayoría coincidimos en que escribimos porque tenemos algo que contar. Creo que es la única manera de disfrutar la escritura.
Completamente de acuerdo, Blanca. Como tengo algo que contar, escribo; cuando escribo, disfruto; como disfruto, no dejo de escribir.
Gracias por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Creo que de cada persona, con distintos matices, es merecedora de al menos una novela de su vida. Empezando por mis padres. Que hubiera algún libro donde se contaran sus incidencias en la pasada guerra civil, y de ciudadanos que conocí de los que me encantaría que hubieran escrito narrativa de sus experiencias: el cuidador de cabras que unas monedas cambiaron su vida y llegó a ser capitán legionario; el alcalde un pueblo que dejó un buen legado a sus habitantes y al morir sin hijos las tensiones que hubo después de repartir su herencia entre sus familiares; la religiosa que estuvo de misionera en el Congo, la empresa familiar que hasta su desaparición creó múltiples problemas, la de ilustres docentes cuyas vivencias merecen ser recordadas en el libro de la historia, la de religiosos de vida larga y abnegada, etc. Tengo varios amigos que tras jubilarse han escrito novelas que me mandaron y gustaron mucho. Este tipo de novelas, si cabe, tienen para mí más interés que la de otros afamados escritores lejanos, que escriben de ambientes que no conozco. Ahora se escribe mucho por lo que digo y porque las modernas tecnologías lo facilitan, al escribir por ordenador que permite una primera corrección, y tener como referencia el gran diccionario que es Internet, hace que diversas editoriales, por cantidades asequibles publican múltiples libros. Por esto y otras razones en las que no quiero extenderme estimulan a leer y publicar.
Gracias, Ricardo, por pasarte y dejar un comentario.
Un abrazo.
ESCRIBO PARA EXPRESAR LO QUE NO PUEDO CON LA PINTURA, EL DIBUJO, LA ESCULTURA O LA FOTOGRAFÍA.
Escribo desde que era pequeña; no imagino mi vida sin la escritura. Se fue entrelazando a todo lo que hacía, desde lo cotidiano hasta la profesión. Mi debilidad son las novelas: a ellas les dedico mucho tiempo y la mayor parte de mis energías. Tengo dos editadas y actualmente estoy en el capítulo final de la quinta parte de mi tercera novela.
Escribí por muchas razones a lo largo de mi vida: la principal fue el placer, porque con ninguna otra cosa que hiciera en la vida me divertía tanto ni me sentía tan completa, tan feliz. Actualmente lo veo también como un desafío: yo tengo que ser mejor tras cada libro que escribo, no pueden pasar los personajes, las situaciones, los años de maduración que me lleva cada historia, la investigación, las correcciones… sin que eso genere un cambio profundo en mí primero, si pretendo seducir y conmover a los lectores.
En cualquier caso es un camino interior que disfruto mucho, a veces también lo padezco porque es un esfuerzo que hay que sostener en el tiempo mientras hago malabares con el resto de mi vida, pero lo bueno es lo enriquecida que salgo yo de la experiencia. Es algo que me acompañará el resto de mi vida.